Rocío Fernández-Cotta comenzó en 1993, cuando Rocío, fundadora y diseñadora de la marca, estaba embarazada de la tercera de sus cuatro hijos.
Su conocimiento e interés por este sector, unidos al empuje y ánimos de una amiga, fueron los motivos principales que impulsaron a Rocío Fernández-Cotta a crear su propio negocio.
Primero empezó con pequeños encargos a nivel particular que realizaba desde casa, luego, a medida que iba aumentando la demanda de trabajo, decidió arrendar un local con la idea de tener más espacio.
Casi tres décadas después, Rocío Fernández-Cotta continúa su labor con la misma pasión que cuando empezó, pero ahora con la incorporación de una de sus hijas, Fátima, que además de participar en el diseño y creación de cada colección, es la encargada de la gestión de las redes sociales y de la página online.
El “secreto” para permanecer y crecer en este negocio después de tantos años, no es otro que la implicación y la constancia y el aprovechamiento del conocimiento adquirido por la experiencia, sumado a la calidad de las productos, especialmente de las telas, compradas a los mejores fabricantes de España, así como la cuidada confección y la originalidad de los diseños.